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jueves, 13 de mayo de 2010

Ochenta siglos nos contemplan


Caius Apicius, EFE.- Fueron uno de los primeros vegetales “domesticados” por el hombre, hace más o menos 8.000 años, de modo que Napoleón bien hubiera podido decirles a sus soldados, ante un rancho de lentejas, “ochenta siglos os contemplan”; sucede que las pirámides de Gizeh son más espectaculares que esta humilde leguminosa... aunque tengan una estrecha relación con ella.
En efecto, las lentejas eran un alimento muy consumido, como la cebolla, en el antiguo Egipto, eso sí, entre las clases trabajadoras. Las lentejas han sido siempre alimento del pueblo, comida “de pobres”; el propio autor griego de comedias Aristófanes hace decir a uno de sus personajes, refiriéndose a otro recientemente enriquecido, “ahora ya no le gustan las lentejas”.
Las lentejas fueron condumio habitual en Europa desde siempre. Salen incluso en los primeros párrafos del Quijote, cuando Cervantes nos informa de que el ingenioso hidalgo comía lentejas los viernes, lo que hace suponer que eran lentejas “viudas”, al ser los viernes día de abstinencia y llevarse por entonces muy a rajatabla estas disposiciones eclesiásticas, que cualquiera se arriesgaba a ser tenido por hereje o simplemente heterodoxo por el Santo Oficio.
Hay, sin embargo, platos geniales con lentejas como coprotagonistas. Los romanos cenan lentejas con zampone, embutido que tiene la piel de una mano de cerdo (zampa) como envoltorio, la noche de Fin de Año. Las lentejas van estupendamente bien con el foie-gras, con el pato, con el jamón y... con chorizo. Las lentejas con chorizo son muy populares en España.
El otro día hicimos lentejas con chorizo y, picardía, o sea, un punto picante. Las pusimos –pequeñas, que mucha gente llama francesas–, a remojo durante ocho horas y al hacer el refrito introdujimos la variante. Echamos en la cazuela un par de cucharadas de aceite preparado: habíamos dorado en un cuarto de litro de aceite virgen un par de dientes de ajo, laminados, junto con media hoja de laurel y tres pimientitas de Cayena desmenuzadas. Cuando el ajo empezó a tomar color, colamos ese aceite, y lo usamos para nuestras lentejas.
Sofreímos en él una cebolleta o cebolla de verdeo y un diente de ajo, todo picadito; añadimos un tomate pelado, despepitado y cortado en dados, y una zanahoria en daditos. Sofreímos todo 10 minutos, añadimos las lentejas (300 gramos), cubrimos con un buen caldo de verduras y salpimentamos. A media cocción, unimos al conjunto un chorizo no muy curado, pero algo picante, picado fino, esperamos que las lentejas estuvieran en su punto... y a la mesa. Éstas son lentejas, si las quieres, las comes; y, si no, las dejas. No lo hagan.

1 comentario:

  1. Apin va a hacer las lentejas siguiendo tu receta.
    Si quedan ricas, te llamamos para que vengas a almorzar a casa.

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