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miércoles, 2 de febrero de 2011

Tamales enriquecen a La Candelaria


Cientos de variedades de tamal provenientes de Latinoamérica enriquecen la celebración del Día de la Candelaria, cada 2 de febrero. Los mexicanos llevan al templo figuras del Niño, para que las bendigan y ofrecen una fiesta de tamales: cubiertos con hoja de plátano y maíz, preparados con aceite o mantequilla, de dulce y de sal, rellenos con el tradicional pollo y hasta con hormiga voladora. Es lo que dijo el director del Museo Nacional de Culturas Populares de Ciudad de México, Rodolfo Rodríguez, a Efe. El recinto sirve de lugar de encuentro a veintiún estados de México con gran riqueza tamalera, y a países como Colombia, Venezuela, Honduras, Ecuador, El Salvador, Bolivia, Perú, Chile y Guatemala.
En el lugar se puede degustar todo tipo de tamal, alimento de origen prehispánico y ritual que ha perdurado a lo largo de la historia a pesar de las distintas influencias e incursiones de otras cocinas. Entre las opciones mexicanas están los oxaqueños, de pollo y mole; de cerdo en pipián, con salsa de semillas de calabaza; de chile morita; de fríjol; de salsa roja y verde; y de hongos con rajas. También los hay rellenos de haba, calabaza con quesillo, requesón con zarzamora, piña, fresa y maíz. La oferta internacional presenta humitas –como se denomina a los tamales en Argentina, Chile, Ecuador y Perú–, rellenas de pollo, puerco y camarón, además de tamales de coco, maracuyá, mariscos, chocolate, guayaba, queso con zarzamora, rompope, licor hecho con yemas de huevo y almendras, y plátano.
En México, donde existen más de quinientas variedades de tamales, este alimento se consume durante todo el año, pero especialmente el Día de la Candelaria después de que las familias llevan a bendecir a las figuras de los niños dioses al templo. La fiesta de tamales la paga quien el 6 de enero sacó en su rebanada de Roscón de Reyes la figurita del Niño Dios.

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