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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Homenaje a Adrià en Atelier



Uno de los restaurantes de moda de Ottawa, Atelier, preparó un menú calcado al que ofreció el local español El Bulli hasta su cierre en julio, en honor a su cocinero y creador, Ferran Adrià. El cocinero de Atelier, Marc Lapine, anunció a través de su cuenta de Twitter que la velada gastronómica, creada para rendir tributo al máximo exponente de la cocina molecular, está vendida desde hace semanas.



El menú se compondrá de 10 platos y cuesta 110 dólares por persona. Lepine tiene previsto cocinar la cena en tributo a Adrià y El Bulli junto con René Rodríguez, cocinero y propietario de otro restaurante de Ottawa, Navarra, que celebrará su propio homenaje.



Lepine y Rodríguez anunciaron su particular homenaje el mismo día que El Bulli sirvió su última comida, el pasado 29 de julio. "7 de septiembre, Atelier, 8 de septiembre, Navarra, cenas tributo. Todas imitan platos reales de 'El Bulli. Si nunca fuiste, te ofrecemos una muestra", escribió Lepine en su cuenta de Twitter.



Entre los 10 platos que Lepine y Rodríguez prepararán hoy hay uno de raviolis líquidos de guisantes envueltos en una piel de polímero y cerebro de conejo batido con polvo de pistacho y piel de yuzu.

martes, 6 de septiembre de 2011

La vanguardia no solo está en los platos



El cocinero español Ferrán Adrià afirmó en Lima que "la vanguardia no solo está en los platos", sino en lograr cosas como que la gastronomía se convierta en instrumento de desarrollo social, algo en lo que Perú es, en su opinión, único. Así lo aseguró el chef catalán en una entrevista con Efe en Lima, donde en las próximas dos semanas conocerá, de la mano del cocinero peruano Gastón Acurio, una gastronomía que para Adrià es junto a la China la de mayor proyección mundial.




"Utilizar la cocina como desarrollo social es algo único en la gastronomía, y esa es una vanguardia que se está realizando en Perú, porque la vanguardia no solo está en los platos", señaló el creador del restaurante El Bulli, invitado a Perú por el Grupo Telefónica. Adrià amplió esta idea en una concurrida conferencia de prensa -muestra de la importancia que la gastronomía ha alcanzado en este país suramericano-, además de ahondar en su concepto sobre la cocina y en el papel que él ha jugado como cocinero.




"Yo estaba harto de Ferrán Adrià, igual que Gastón está harto de Gastón Acurio, pero a cada uno le toca interpretar un rol", afirmó al tratar la importancia de los líderes a la hora de vender en el mundo las gastronomías de países como España y Perú. En este sentido, Adrià opinó que España puede ser un ejemplo para el país suramericano, ya que el gran crecimiento que se registró en el país ibérico hasta convertirse en la vanguardia mundial del turismo gastronómico puede servir como ejemplo para Perú. El chef español explicó que cada cocinero debe encontrar su lugar y su objetivo, ya que no todos pueden ser líderes, y destacó que "se puede ser muy feliz teniendo un restaurante sencillo y haciendo feliz a la gente".




Adrià, quien aseguró que ha sido "uno de los grandes embajadores de Perú en el mundo", incluso antes de conocer el país, gracias a las referencias que personas como Gastón o su hermano Albert le daban, opinó que la vanguardia y la creatividad no tienen que ser solo "cosas raras", sino también rescatar las tradicionales. El cocinero recordó que con El Bulli su objetivo era buscar "los límites en la cocina, independientemente de que a alguien le gustara o no", y que por su radicalidad y complejidad no puede llegar a toda la sociedad.




"Si ha habido una persona discutida en el mundo de la comida ese es Ferrán Adrià, y 25 años después sigue siendo discutida, cosa que es maravilloso para alguien que se dedica a hacer vanguardia, porque si no eres discutido ya no eres vanguardia", agregó.




El viaje de Adrià a Perú incluirá la grabación de un documental, bautizado con el nombre de "Perú sabe" y que busca "contar al mundo lo que está pasando en este país" en el aspecto gastronómico. Además, el cocinero participará en Lima en el consejo anual del Basque Culinary Center, que reúne nueve de los mejores exponentes de la gastronomía mundial, entre ellos Acurio, el francés Michel Bras y el japonés Yukio Hattori. La declaración de Lima de este consejo, popularmente conocido como el G9, será, según Adrià, no sobre un tipo de cocina, sino sobre la actitud que los cocineros deben tener ante la sociedad.

lunes, 25 de julio de 2011

Una historia de amor y desamor








Isabel Conde Roses/Efe






El restaurante El Bulli, que cerrará sus puertas en menos de una semana, es fruto de una historia de amor y desamor entre una pareja, los Schilling, quienes pusieron la primera piedra de un modesto minigolf y un chiringuito que ha llegado a convertirse en referente mundial de la gastronomía. Cuando a finales de los años 50 los Schilling pisaron Roses por primera vez y se enamoraron del Cap de Creus (noreste del país), nadie imaginó nunca que su pequeño proyecto hostelero, que empezó siendo un minigolf poco o nada rentable, acabaría siendo el germen de una innovadora y única fundación de creatividad culinaria.






"Si los Schilling vivieran y supieran que vamos a hacer la Fundación estoy seguro de que estarían encantados. Construir algo como elBulli Foundation era su deseo natural", ha asegurado a Efe Ferran Adrià tras 27 años trabajando en el emblemático restaurante. El amor, y su dolorosa contrapartida, el desamor, estarán siempre presentes en la historia de El Bulli, ha relatado a Efe el alemán, de 94 años, Horst Lehwald, íntimo amigo del doctor Schilling, promotor de negocios hosteleros en Alemania e impulsor de que la pareja montara un negocio en la Cala Montjoi, donde hoy se asienta el reconocido restaurante.






El doctor Hans Schilling (Alemania, 1917-1998) conoció a Marketta (Checoslovaquia, 1919-2007) en Praga, donde mantuvieron un romance intenso y fugaz, con la II Guerra Mundial de fondo. Al finalizar la contienda, en 1945, Schilling fue capturado por los rusos, pero justo antes de que lo trasladaran preso a Rusia en un tren, Marketta consiguió llevarle ropa de civil y que escapara de una muerte casi segura. Lehwald convenció a Hans Schilling de que era su deber moral casarse con Marketta, y tras acceder, poco después la pareja viajó a España de vacaciones, donde pasó por Roses.






"Les presté el dinero para que compraran a muy buen precio un terreno que ni siquiera habían visto antes, tan sólo 10.000 marcos (unos 5.000 euros actuales) por una parcela con vistas al mar en la que construir una casa de vacaciones", ha explicado un Lehwald que declara que "no entiende" el fenómeno de El Bulli, pero que se siente orgulloso de formar parte de su historia. Poco tardaron los Schilling en enterarse de que habían comprado 20.000 metros cuadrados de un terreno al que se llegaba a duras penas a través de una carreterita estrecha, sin agua, sin luz ni ninguna comodidad, lo que no les impidió construirse allí una casa en 1957.






Por aquel entonces el terreno no era parque natural y se podía construir prácticamente sin permiso, por eso, y porque les sobraba un enorme trozo de parcela, decidieron instalar un minigolf, que "nunca dio dinero" y que en 1963 se convirtió en un chiringuito que por entonces se conocía como el bar alemán, más tarde como Bully-bar y finalmente Hacienda El Bulli, en honor de los perros bulldog de Marketta .






Les impulsó, por un lado, el espíritu siempre emprendedor e inversor del doctor, y por otro el hecho de mantener entretenida a Marketta, que se ocupaba del negocio mientras su marido residía en Alemania, donde tenía otra relación. "Desde luego, El Bulli tenía que ser una excusa -relata Lehwald- pues como negocio nunca dio ni un duro, y lo poco que daba, el doctor siempre lo reinvertía en mejoras y ampliaciones". Marketta, que siempre reconoció amar profundamente a su marido, tardó varios años en descubrir que él "tenía otro interés", según declaró ella misma en el catálogo audiovisual "El Bulli, historia de un sueño".






Tras su evolución como chiringuito de playa, el restaurante consiguió su primera estrella Michelin en 1975, coincidiendo con la llegada de Jean Louis Neichel como jefe de cocina, que según Adrià, "fue el que convirtió El Bulli en un restaurante de alta cocina". Muchos jefes de cocina fueron pasando por Cala Montjoi y en 1981 casi la mitad del equipo anunció que se iba a iniciar otro proyecto dejando al borde del fracaso el ya reconocido restaurante. Fue entonces cuando Marketta contrató a Juli Soler, responsable de reflotar el negocio y quien impulsó a Adrià en una carrera fruto de la casualidad y el talento, que ha acabado en éxito mundial.






Marketta siempre reivindicó el papel clave de Soler en El Bulli, que creó junto a un Adrià de 22 años y con relativa experiencia una sociedad de explotación que finalmente compró el establecimiento con su hasta ahora socio en 1993. Desde 1981, cuando apareció en escena Soler, El Bulli perdió hasta en dos ocasiones una de las estrellas Michelin que le habían concedido, aunque en 1990 recuperó para siempre la segunda, y en 1996 consiguió la tercera, máxima distinción de la guía francesa.

martes, 10 de mayo de 2011

Aletas de tiburón

SAN FRANCISCO AP


Una iniciativa para prohibir el ingrediente principal en la sopa de aleta de tiburón -un manjar chino- ha suscitado controversia en San Francisco, donde un tercio de la población es de origen asiático y es asiento del Barrio chino más antiguo en Estados Unidos. El proyecto de ley impulsado en el congreso local pretende que se prohíba la venta, distribución y posesión de aletas de tiburón. Las leyes estatal y federal prohíben la explotación de las aletas de tiburón en aguas de Estados Unidos pero no abarcan la importación del producto. Los partidarios de la iniciativa consideran el cercenamiento de las aletas de tiburón una actividad cruel y una amenaza al ecosistema de los océanos.


Según defensores de los animales, unos 73 millones de tiburones son sacrificados cada año principalmente para hacer sopa de aleta de tiburón, que a menudo se sirve en bodas y banquetes, y puede rebasar los 80 dólares el tazón. "La caída de las poblaciones de tiburón debido a la captura excesiva es un problema de conservación de interés global, y la demanda de aletas propicia la pesca excesiva de esos animales'', dijo Mike Sutton, director del Centro para el Futuro de los Océanos en el Acuario de Monterey Bay, 185 kilómetros al sur de San Francisco.


El cocinero Alex Ong, del restaurante panasiático Beterlnut en el distrito de Marina, en San Francisco, dijo que el caldo en la sopa de aleta de tiburón es lo que más aporta al sabor, y las aletas podrían ser sustituidas sin mayor problema con otras especies, incluso con comida moldeada hecha de almidón. Ong dijo que vio un vídeo de pescadores que cortan las aletas a los tiburones y después arrojan a los animales al océano para que mueran. El chef aseguró que las imágenes le asestaron un "golpe en el estómago'' y se comprometió a emprender acciones para que se ponga fin a esa actividad.


Sin embargo, los críticos de la iniciativa de ley afirman que el consumo de aletas de tiburón es una tradición cultural profunda. En un comunicado emitido el 14 de febrero, el día en que se presentó la iniciativa de ley, el senador estatal Leland Yee describió la medida como una "agresión injusta contra la cultura y la cocina asiáticas''. Yee, quien emprendería el sábado oficialmente el inicio de su campaña por la alcaldía de San Francisco, dijo que los esfuerzos deberían centrarse en las acciones que refuerce la conservación y endurezcan las sanciones contra la captura ilegal de tiburones.


Además de chefs y políticos locales, algunas celebridades han entrado a la palestra del debate. "Súmense a mí, digan no a la sopa de aleta de tiburón'', dicen los mensajes en chino e inglés en los que aparece el jugador chino de la NBA, Yao Ming, quien apoya al movimiento contra ese platillo. Los mensajes del jugador de los Rockets de Houston están en autobuses y carteles.

jueves, 28 de abril de 2011

Anchoas en aceite: joya española



Caius Apicius/Efe

Parece ser que fueron los fenicios los primeros que prepararon anchoas en salazón; ahora se trata de saber qué tipo de anchoas y cómo era esa preparación, porque con peces de ese tipo se han elaborado montones de productos, como el garum, ingrediente omnipresente en las recetas de la cocina romana. Hoy mismo hay muchas preparaciones con especies de la familia de las engráulidas como la anchoa. El nuoc-man vietnamita será quizá el más conocido, pero hay anchoas incluso en la salsa Worcestershire, la famosa Lea & Perrins.
Anchoas, bocartes, boquerones o anchovetas. Ve uno los programas de televisión de Jamie Oliver y le ve utilizar anchoas en aceite como elemento saborizante de muchas salsas y usarlas machacadas como aliño de ensaladas. No son anchoas españolas, no son anchoas del golfo de Vizcaya. Todos los países presumen, con mayor o menor razón, de tres o cuatro productos estrella en su gastronomía. Los franceses lo hacen con el champagne, las trufas del Périgord, el foie-gras, los vinos, los quesos. Para los italianos está el parmesano, el jamón de Parma, el aceite de oliva, la pasta, la trufa blanca. Hasta los ingleses presumen de su roast-beef y de su Stilton. En el caso español hay tres joyas: el jamón ibérico, el turrón y las anchoas de Santoña, bella localidad del mar Cantábrico, al norte de España, famosa por sus semiconservas de anchoa. Una industria que nace en el XIX, de la mano de artesanos venidos de Italia en busca de este pescado; otra oleada italiana, especialmente procedente de Sicilia y la Campania, tras la II Guerra Mundial, dio el espaldarazo definitivo al introducir el aceite virgen de oliva como líquido de gobierno.
La elaboración de los filetes de anchoa para su posterior conservación en lata es una delicada y esmerada labor artesanal. Una vez recibido el boquerón en la conservera comienza el largo proceso de elaboración que se inicia con el salado y posterior prensado del pescado. Una vez prensado hay que dejar reposar las anchoas 4 o 5 meses, a una temperatura que oscila entre los 18 y 25 grados, hasta que toman el color rojizo y el aroma apropiados. Pasado este tiempo se cortan y se procede a la fase de secado, que se consigue mediante un centrifugado que extrae el máximo salitre para que su espacio lo ocupe la mayor cantidad de aceite posible. El siguiente paso es el empaque, que consiste en abrir las anchoas y retirar a mano la espina central, convirtiendo cada una de ellas en dos filetes. Tras recortar flecos y acometer una última limpieza, las anchoas se envasan y quedan listas para su posterior aceitado, cierre, estuchado y retractilado. Es importante recordar que los filetes de anchoa son una semiconserva que, a diferencia de otras conservas, no se ven sometidos al proceso de esterilización porque el calor los inutilizaría. Es necesario almacenar las latas en lugares muy frescos o en la nevera, entre 5 y 15 grados, y consumirlas en un periodo no superior a los 8 meses desde su fecha de fabricación. Con esa materia prima, ¿cómo vamos a dedicarla a hacer salsas o aliños? Esas anchoas son joyas, que escasearon mucho pero que, este año, tras paros biológicos bien llevados, vuelven a ser abundantes en aguas vascas y cántabras. Compren su lata, ábranla, extasíense ante el aspecto de las anchoas un momento y depositen los filetes sobre rebanadas de pan simplemente secas al horno, no tostadas. Un buen blanco o sencillamente una cerveza lager y entenderán que estas anchoas son, de verdad, una joya.

lunes, 11 de abril de 2011

Madrid se llenó de exquiciteces


EFE

Bombones de queso manchego, calabacines redondos, helado de remolacha con vinagre balsámico o chocolate al gusto de espárragos son algunas de las propuestas más atrevidas del Salón de Gourmets, cita que este año cumple un cuarto de siglo como escaparate de las últimas tendencias gastronómicas. La capital española acoge hasta el próximo jueves este salón, imprescindible para los amantes del buen yantar, por el que se espera que pasen hasta 80.000 profesionales del sector y en el que participan 1.270 expositores (7 % más que el año pasado) con 38.000 productos expuestos, de los que 1.100 son novedades.

Pero las cifras, aún altas, no reflejan el frenesí y la pasión por lo culinario que se vive en los tres enormes pabellones que ocupa el Salón de Gourmets, que unos recorren para comprar o vender productos y hacer negocios, y otros, a la caza avispada de degustaciones gratuitas. "Por favor, no se lleven los productos expuestos, no son muestras gratuitas", rezaba esta mañana un cartel sobre un expositor de apetitosas salchichas y embutidos alemanes.

Junto a productos ya clásicos de esta cita como el caviar iraní, las setas de mil variedades, los aceites, las conservas y el embutido, vuelve a tener un gran éxito la cata de helados de diseño: de flor de azahar, paté, café expreso de Guatemala, pimiento asado, rúcula con sal, aceitunas negras o violetas, por nombrar algunos. También ha atraído a muchos curiosos una empresa de hortalizas a la carta que vende a través de internet desde Almería, al sureste de España, y que tiene entre sus productos un divertido calabacín redondo "de sabor más cremoso y delicado, más suave pero no más caro" y que aguanta hasta dos meses en la nevera, explicó a Efe Oscar Puig, gerente de la empresa. Mientras, las miradas de todos se posaban sobre un espectacular bodegón de verduras y hortalizas. ¿El secreto? Su cuidada iluminación, que dejaba muy claro que la comida empieza entrando por los ojos.

Los chocolates son otro de los puntos fuertes de este salón. Los hay clásicos, pero también atrevidos como el chocolate con cáñamo o con espárragos que importa la empresa de Jorge Ortiz, o los bombones "quesicos", con crema de queso manchego semicurado, miel y vino tinto que exporta a Estados Unidos La casita de los bombones.

El "desayuno español", apadrinado por conocidos chef como Paco Roncero -dos estrellas Michelin en su restaurante madrileño, La Terraza del Casino-, también se ha convertido en protagonista a través de una campaña para promocionar en el extranjero el sano almuerzo mediterráneo a base de pan, aceite de oliva, buen jamón, tomate, lácteos y fruta fresca.


Restaurant reconoció a Arzak



EFE


El cocinero español Juan Mari Arzak fue galardonado con el Lifetime Achievement Award, un premio que otorga cada año la revista gastronómica Restaurant para reconocer el esfuerzo de toda una vida de los mejores chefs del mundo. El chef donostiarra se une así a una lista con nombres ilustres: el austríaco Eckart Witzigmann, premiado en 2010; el francés Joël Robuchon en 2009; el italiano Gualtiero Marchesi en 2008; la estadounidense Alice Waters en 2007 y el francés Paul Bocuse en 2005.


Arzak, miembro de una larga tradición familiar en los fogones, conoció la noticia mientras participaba en Madrid en el Salón de Gourmets, que en esta edición cumple su 25 aniversario. Restaurant dio a conocer el ganador de este premio, justo una semana antes de publicar su lista anual de los 50 mejores restaurantes del mundo, un ránking que es una referencia mundial y en el que el establecimiento de Arzak se situó noveno en 2010.


Pero la dicha no fue completa. La hija de Arzak, Elena, no se llevó el primer premio Veuve Cliquot a la mejor chef del mundo, al que optaban tres cocineras. La ganadora fue la francesa Anne-Sophie Pic, del restaurante Maison Pic, que se impuso también a la italiana Nadia Santini, del Dal Pescatore, en un galardón que quiere premiar a la cocinera "cuya cocina haga las delicias y estimule a los críticos más duros del planeta", explicó Restaurant en un comunicado.


Elena Arzak integra parte de la cuarta generación de su familia al frente del restaurante Arzak, fundado en 1897 por sus bisabuelos, en las afueras de San Sebastián. Creció rodeada de sólidas chefs, incluidas su madre, su abuela y su tía; dedicó tiempo a aprender de los mejores chefs, incluidos Ducasse, Troisgros y Adrià, y volvió a Arzak uniéndose al laboratorio del restaurante, que se esfuerza por crear nuevos platos y encontrar un equilibrio entre modernidad y tradición, informó la revista.